sábado, 14 de noviembre de 2009

In memoriam F.H.R.

(Parroquial de Boiro)
La acera de la muerte
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Como tantos, hermano, de nosotros,
Esperabas pasar a la otra vida,
En década futura, indefinida,
Cual hace la estadística con otros.

(Vamos por el camino, como potros,
Que, inconscientes, no ven tras la torcida
De la vía la vida fenecida,
Como la ve el Señor... y ahora, vosotros.)

Esperabas la dicha de gozar
De un plácido descando merecido,
Viendo a los que te siguen a tu vera;

Pero la Imprevisible fue a truncar
El hábitat calmado de tu nido
Y traspasó tu andar a la otra acera...

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**** Esquela
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Guardo tu esquela, hermano, en la mesilla,
Mudo testigo de mi descansar;
En ella tú reposas junto a un mar,
Que congrega a los tuyos de esta orilla.

Leo el nombre de Carmen, que fue quilla
De tu barca en el último sirgar;
La que, noche tras noche, su velar
Entregó de tu vida a la barquilla.

Leo también los nombre de tus hijos:
Un Juan con doble nombre, que afincado
Está junto al latir de nuestra ría;

Leo a Pablo, al que, al fin, reconocía
En el hogar mortuorio, desolado...
¡Y tus nietas, tus prístinos alijos!
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Vuestra cabaña
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Sé que estás a la vera del hermano,
Que fue para nosotros un imán;
Aquel, que hizo de guía y edecán
Y, siendo catedrático, era llano.

El destino os ahogó con igual mano
Y os rompió de vivir el recio afán:
Os quitó el agua y os retiró el pan
Y el resistir quedó en empeño vano.

Hoy, desde la otra orilla, nos miráis,
Cual peregrinos, que al cruzar el valle,
Pierden su rumbo cara a la montaña.

Hoy, desde vuestra orilla, contempláis,
En perspectiva extensa, nuestra calle,
Que, al fin, arribará a vuestra cabaña...

(Domingo J. Barreiros Lago)
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