jueves, 31 de diciembre de 2009

POUSADA AMIGA


O meu entrañable amigo Pedro García Fernández
(PEDRO O MAGNÍFICO)

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En el acantilado
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I.-

El mar de piedra,
Nubes frías arrojadas por el viento;
Pájaro solitario en la rama;
Navío perdido en el horizonte;
Así vas tú, ya sin nombre
A otros mares, a otras soledades, a otras muertes.

II.-

En la casa del pobre hay una candela,
Un mantelito blanco,
Fotos de unos niños,
Algo de pan con leche;
Y mucho amor.

III.-

De ti ya me he despedido,
Sin saber cuando;
Y como la nave enfila el horizonte,
Así me voy.
Hay golondrinas que no vuelven.
Y lo que pudo ser
Nunca será.

IV.-

Elogio del gesto

Desde el jardín del hospital
Ven los enfermos la ciudad con su trajín.
Para ellos el tiempo se ha parado;
Las inquietudes ya no están;
Sólo el miedo a la noche,
El miedo al dolor,
Y como la ola va y besa la orilla
Y luego se retira,
Así el alma buscó, amó y besó
Y ahora se retira.

V.-

Lento levanta el sol su luz en la campiña.
Lento vuela el halcón en la montaña
Y lento baja el río en la vereda,
¿Y el amor? También en la noche madura su verdad.
Y al caer la tarde se apacigua y a vueltas con la sombras encuentra su morada.

VI.-

Nadie sabe cual es la última mañana,
Ni el último atardecer,
Ni el último beso;
Amanecemos y atardecemos,
¿Quién nos amanece?, ¿Quién nos atardece?
Entre sombras buscamos la candela que alumbre nuestras noches,
Pasa la figura de este mundo, San Pablo dixit,
¿Y la hermosura? ¿Y los sacrificados por el terror?
¿Nadie recordará su nombre?

VII.-

Esquelas en el periódico:

Ayer os marchasteis y tal vez no estabais preparados para el viaje.
Hoy veo el mundo por vosotros; la estrella de la mañana sigue en el cielo,
La niña que va a la primera clase, repasa la última lección con el sueño en los ojos.
La mujer adultera finge la mentira de su desamor, y corre a la habitación que no es suya.
Siguen las rebajas y los cuentos; el café pone orden en las vidas que despiertan,
y la prensa cuenta los mismos crímenes que el día terrible en el que mataron a Cristo,
o aquel otro, en el que Sócrates tomó la cicuta.
Veo el mundo que dejasteis, por vosotros y lo amo.
Todo sigue en pié, gracias a los pobres y a los humildes,
Gracias a los que aman sin saber hacer otra cosa.
El mundo es llevado en las manos de los santos,
los que cargan con su cruz y aún tienen fuerza para ayudar al de al lado.
Dormir en paz.

VIII.-

Primera lección

Juega el niño con sus manitas en la arena.
Y es como el primer artesano levantando el castillo;
Y ya está en pié con sus puentes y almenas,
Tan hermoso a los ojos del pequeño;
llega la ola de golpe que todo lo rompe,
terrible y verde mar.
La primera lección ya está escrita: lo que edificas en la arena,
El mar se lo lleva. El mar se lo lleva todo;
Solo el amor que se fundamenta en la verdad, dura para siempre.



AVILÉS (Un recuerdo infantil)

En la capilla de los Alas, olor a mar cercano con vaporas,
Salen los niños de clase y hay rumor de cantos y saltos a la cuerda,
Y faldas infantiles, con la primavera ya cercana;
En la ventana abierta un rostro recuerda el amor.
Otro rostro de mujer, con grandes ojos, mira desde la piedra,
Y quiere ver, ¿Qué se ve después de tantos años?
En Avilés, en la capilla de Santa María de los Alas,
Hay un rostro que mira y pregunta,
Lleva siglos mirando,
Yo te diré lo que hay fuera,
Hay barcos en el puerto,
Hay amor en el parque cercano,
Llueve en las calles,
Y como tú, alguien mira en la ventana de al lado,
Recordando el amor.
De otra ventana llegan notas de Schubert,
Por el amor perdido.
Los dedos que tocan el piano,
Ignoran el vacío, la nada. El desengaño;
Mujer de piedra, antes de carne,
Hoy piedra enamorada
Duerme el reposo tuyo, y cuida el nuestro,
Que como tú, sobre las mismas piedras,
Buscamos el don de la alegría.


RECUENTO (13/06/2007)

Quedan lejos los días.
Se van como las olas las cosas de este mundo;
Queda el recuento, la memoria queda.
Y el amor de los días ganados a la nada,
Por la paz de las cosas bien hechas.

Hubo un tiempo en el que las palabras significaban algo;
Hoy queda el erial y el vacío.

EN EL MUNDO

Un paso atrás
Que el corazón se salve,
Un paso solo para ver la rosa.
Quédate quieto y mira,
Así es el mundo,
Sin las mentiras,
Sin los disfraces,
Es tan hermoso.


Vendrá la soledad tan deseada
Donde habite el olvido de lo vano,
Donde crezca el amor y la verdad
De la hermosura ya transfigurada.
Vendrán las olas lentas del recuerdo.
Todo será ya cierto,
Como el fruto maduro,
Del jardín no pisado.
Y tú estarás allí,
A salvo de la nada.




HOMENAJE

El tiempo apuñala la vida,
Lo dice el cuco del reloj en el salón oscuro,
Lo saben las gotas de la lluvia en la ventana,
Y las olas que en la orilla besan los pies de los que aman.

Pero ella consigue el gran milagro
De que la vida crezca en su regazo,
Y los niños se sientan amparados.

La luz de sus ojos,
La paz de su alma,
El mar al fondo,
¿Hay alguien que dude de Dios y el paraíso?
Y solo es una niña.


En la casa del pobre hay una candela,
Un mantelito blanco,
Fotos de unos niños,
Algo de pan con leche;
Y mucho amor.

12.-

De ti ya me he despedido,
Sin saber cuando;
Y como la nave enfila el horizonte,
Así me voy.
Hay golondrinas que no vuelven.

Miro el horizonte por si viene la barca,
Y en la barca tal vez venga la luz.
Pero no se ve nada.
Solo los pájaros de la noche.

20.-

Pozo sin agua,
Árbol sin fruto,
Amigo, vete a otro campo,
La nada asoma.


RECUENTO
En la hora de sí y del no;
Como en el otoño, el labriego hace el recuento,
Así yo también separo el polvo de la paja:
Tú si, y tú no;
Cuantos nos y qué pocos sies.


El mar de piedra,
Nubes frías arrojadas por el viento;
Pájaro solitario en la rama;
Navío perdido en el horizonte;
Así vas tú, ya sin nombre
A otros mares, a otras soledades, a otras muertes.
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viernes, 4 de diciembre de 2009

NADAL SEN EL .





(NADAL SEN TI, NOSO IRMÁN, NOSO AMIGO)
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Nas galliñas do meu arbre

un paxariño a cantar.


Chíalle a anguria no peito

¡non o podo escorrentar!


Meu corazón, ise arbre,

a rentes da soledá.


As tebras do outo silenzo

agrilloándomo están.


¡Ai, Amor!, non pode amor

istas cadeas crebar?


Tén dor de min, paxariño;

canta amodiño o teu ar.


¡Que me magoas, paxaro,

co teu chifro no Nadal!


(Francisco Herbón Rodríguez,
Isorna-Rianxo:1937-Boiro:2009)

jueves, 3 de diciembre de 2009

POETAS DE HERBÓN.




Los poetas de Herbón: ¿El Parnaso o el Arca de Noé?.
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(Glosas por libre al libro POETAS DE HERBÓN (El Mundo,2005), al gusto de José García Oro)
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"Herbón fue un nido de poetas. Infancias y amaneceres. Cantares y orquestas. Viñedos y frutales en sazón. Pájaros cantores en sus carballeiras. Rosales perfumadores y fuentes vírgenes. Todo apenas la sombra de un coro permanente de “pueri cantores” y deportistas en ciernes. Y siempre Música: en la Iglesia, en el oratorio, en los salones, en las clases. Un enjambre de duendes luminosos que entraban en ojos y oídos y se pegaban a la piel. Y los colegiales se fueron en su día con esta linterna multicolor. Hoy están en varios continentes, con preferencia en Europa y en América; caminan por rúas y autopistas; son maestros y profesores, artistas del pincel y del pentagrama, empresarios y más que nada papás. Y cuando encuentran un amigo, les salta la cita: YO FUI DE HERBÓN.

Es que esta gran orquesta con sus vibraciones en la memoria se hizo savia y sangre y quedó en el corazón de los colegiales. Y hoy es un torrente de emoción, que va desde la emoción al verso y a la canción.Una pléyade de vates acaban de versificar esta poesía innata de Herbón. Su decir y sentir no se ha quedado en sus carpetas. Alguien ha buscado con linterna de amor tanto verso y los acaba de poner en público. Es el Libro de Oro de Herbón, que decía y hacía el P. Feijóo. Se intitula POETAS DE HERBÓN.

Abrimos el Libro de los poetas de Herbón, como si entrásemos en el Arca de Noé. Es un inconmensurable bazar de de sorpresas o un interminable camping de aventureros. A la entrada cubierta idílica: la casona conventual cercada de bosque exuberante. Llamamos al portalón, y nos abre el Angel del Buen Consejo que las gentes citan como el Bienaventurado Juan José. Es todavía mozo esbelto; con sonrisa de tertuliano y brazos siempre abiertos. Con piel curtida y estilo azoriniano, dice, presenta, anuncia…Y se entiende. Nadie adivinaría que con este ropaje de excursionista se presentase el Catedrático y Filósofo salmantino, Dr. Rodriguez Molinero. ¿ El Tostado, Fray Luis… Unamuno?. Chi lo sa.
Hay que avanzar y adentrarse en este rincón exótico. Y viene la sorpresa: una intrincada galería de estampas y polípticos que miran al viajero y hablan sólo en verso. La lista- guía es larga y variada. Una procesión que encabeza un pequeño cortejo curas, acólitos y sacristanes y mueven festivos romeros.
Con el incensario en la mano marchan:

Fray Sergio Álvarez, el célebre profesor compostelano de Latín y Griego, con su
mirada pastoril que dicta poemas latinos a Herbón, loores a Noya y estrofas pías a la Eucaristía y su “madre divina” Santa María.

Fray Gaspar Calvo Moralejo, un zamorano que gusta del paisaje gallego, teje versos de amapolas y espigas y conversa de caballero andante con la Virgen Dormida y con los santos.

Fray Feliciano Gómez Vigide, heredero de los “milagros” de O Corpiño, mira al mundo y al cielo desde su amado Monte Carrio, ahora replantado de molinos de viento, y nos dice primores de Nuestra Señora y de los Santos.

Fray José Isorna, el prolífico literato de riveras mágicas y hombre de sonrisas mil, brinda en un pequeño retablo los sueños y las sementeras de una Galicia de brétemas.

Fray Santiago Agrelo, maestro romano y compostelano, que se siente eremita y mareante, pero más que nada salmista del Señor y lo dice en estrofa y lo rumia en cantar: cuando mira a los cielos estrellados de la noche espejada en el mar; a las cumbres bercianas cuajadas de ascetas ramificados; a la inocencia las miradas de los recién nacidos.

Siguen los cofrades, con sus antorchas en procesión otoñal:

Domingo Barreiros Lago, es como un barco de Louro que sale de su pequeño muelle para adentrarse en el océano. Allí, en la inmensidad del azul y de la luz musita y canta en su vibrante verso gallego a quienes dejaron sello en su vida, desde Celso Emilio Ferreiro y Luis Pimentel, genios y cumbres en el cielo poético de Galicia, hasta los pacatos vecinos que saludaba cada día y ya no están y le pone música a las tradiciones jacobeas y a los monumentos megalíticos da Terra Mai..

Angel López Soto es el cantor de las apariciones y fantasmas: en los cielos, Cristo en Ascensión; el Niño de Belén y su cuna, el amanecer y el ocaso; en la tierra, uno que otro Judas; relojes crueles que se comen el tiempo. Pero siempre la estampa viva del recuerdo: el Ulla, lamiendo los muros de Herbón.

Pedro García Fernández, “el de Avilés”, asturiano de gracia y ágila de los pensamientos, tiene muy perfilado su rosario. Es pensador de la caducidad y agudo adivino de vía profética, cuando se quiere decir la palabra de la propia Fe. Es interlocutor de pensadores y forjadores de imagen con los que entretiene sus silencios. Pedro quiere como siempre romería viva en la que suenen todas las músicas válidas y sean posibles todas las alternativas que va deshojando la vida. Lo ves y le escuchas, y siempre parece decirte: HAY MAS…

José Ramón Mariño quiere recorrer el mundo como sonámbulo: ve las luces apenas despuntando; los conciertos de la naturaleza desafinados por los cuervos; sólo queda el mayo de la alegría que todavía llega puntual.

Ramón Rey García recorre el mundo de sus recuerdos con el tenue candil de una esperanza curtida y camino de un yermo de madurez. Todo vale; todo fue a su tiempo; en todo estuvo, contento o despistado. Ahora le pone sentido caduco y solidez de piedra, se trate de las ovejas de Louro, en procesión; del mar incomensurable de Playa Mayor; o de las Hermana Muerte que desde un horizonte lejano parece decir: Tu también. Pero, eso si, sin ovidar nunca al “paraíso deshabitado” de Herbón.

Carlos Reza Castro dialoga con las coruxas y comparte sus predicciones y augurios. Hubo otros tiempos que ya corrieron. Los de ahora son fugaces y asedian con sus prisas en la calle, mientras derraman soledad en el corazón desconcertado: “cantares sin palabras”, amores volátiles,… “follas xeadas”.

Francisco Herbón, vikingo sonriente entre las nieblas de Isorna, es el harpa de los testigos de Dios en la naturaleza: los “paxariños que cantan no peito”, como los sentía Valle Inclán; las tiernas fuentes de su aldea; el berce dorado del Niño Jesús; los mensajes de los vientos de la Ría y las sonrisas de las despedidas amargas. A la cita viene incluso la “brisa franciscana” de la infancia que sigue alentando afanes de la madurez.

Julio Seijas Fernández es NOYA en fiestas, penas y amores. Se ve deambulando eternamente por sus rúas, escuchando a sus pájaros vibrantes, asombrado ante la majestad de sus montes. Y así hasta “cuando la noche venga y sea mi cuerpo bruma”.

Manuel María Pena Silva, loureano como la mayoría de los vates, quiere ser alondra del pensamiento y a la vez testigo de la palabra cercana. Sabe que eso es llamar a todas las puertas a sabiendas de que la mayoría están “pechadas”; que “espallarse no mar” es sólo un sueño, porque te asaltan en tu travesía los latidos más vivos: “o meu meniño”, “naiciña”; papá Manuel, “roubado pola morte”. Y te quedas con el mejor deseo: “hei plantar unha arbore frontera”.

Antonio Cela Isla, con sus apellidos de linaje literario y su empuje de empresario en las grandes urbes hispanas, es el tertuliano de cada cita, como si estuviera jubilado. Hace el repaso de sus rincones valdeorranos; el abrazo prolongado de sus compañeros; y empuja el carro de los proyectos literarios como esta magna cita de poetas. Es el sauce de las mil ramitas armónicas que no se atreven si siquiera a engordar, por hacer conjunto y orquesta. Su poesía es currículo, memoria vida y acaso testamento. En Herbó será siempre recordado como el Mayordomo de Caná.

Nuestra romería se acaba en una carballeira de robles añosos que hablan del Arbol de la vida y de sus poderosas ramas. Así también el Arbol de la poesía de Herbón. Tiene ramas tiernas, vivas, agitadas; tiene también brazos corpulentos. Estos ya han andado su camino y dado su fruto. Ahora los guardamos en nuestros hórreos de millo sazonado. Escribir Faustino Rey Romero, Agustín González o Luciano Piñeiro González es salirse de la comitiva; ascender al paraninfo de los inmortales y decir solamente SI. Son y serán ellos hoy y mañana y mientras el mundo sea. Lo dijeron y lo vivieron y sólo los nombramos con gesto reverente. A su lado cantaron también los rapsodas: letrados de la poesía como Manuel Pérez Diéguez o Higinio Albarrán que vertieron en verso polvoriento sus ocurrencias. Pensamos que están en fiesta: en la eterna danza delante del Cordero Inmaculado.